El colegio es una etapa más de nuestras
vidas. Más que un colegio, realmente llega
a ser tu segunda casa. En esta nueva casa,
tienes otros ambientes, otra familia,
diferentes momentos…y porque no decirlo,
otros problemas. “Los trapos shucos se lavan
en casa..” clásica frase de abuelita, como
siempre… tienen la razón. Mentiría si dijera
que los problemas no se resolvían en el
mismo colegio, recuerdo la frase “a los buses..”
cada vez que había algún problema entre los
compañeros, y esa frase salió por una
experiencia del mismo tipo. Nunca sentí que
mi grado fuera desunido, hasta mediados de
año en donde caí en cuenta que no todo era
como yo lo pensaba. Lo que era, un grado talvez
no del todo unido, pero tampoco del todo
separado como se dio en los últimos meses
de clases. No sé si decir que las verdaderas
amistades fueron las únicas que quedaron
unidas, pues hubo un momento en donde
no sabía con quienes podía contar, y sé que
eso les pasó a muchos. Si lo veo de la buena
manera, me sirvió para darme cuenta de muchas
cosas que no veía. Cabe mencionar que no guardo
rencor, en algún momento tal vez, pero creo que
poco a poco lo vamos tratando de comprender.
También me gustaría regresar estos meses y vivirlos
como tenía imaginado mi último año de colegio.
A todos los que no los apoyé, lo siento. Me gustaría
decirles a todos que les agradezco la paciencia
que me tienen, sé que muchas veces mi carácter
no es fácil, pero como en toda familia… me
aguantaron hasta el final, creo que no nos quedaba
de otra. (jaja) Por lo demás, creo pasé muchos
obstáculos en mi segundo hogar, pero gracias al
apoyo de mi familia, mis amigos y sobre todo, de Dios,
estoy a pocos días de finalizar con esta etapa, con la
frente en alto y el corazón abierto para lo que venga.
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